sábado, 3 de diciembre de 2011

Diario de una historia inacabada

El final de una historia suele ser el principio de otra. Hay veces en las que esa historia no acaba, o se queda a medias, en ese caso no podemos avanzar en nuestra vida. Ese pasado nos acaba retorciendo, nos acaba ahogando en un pozo sin salida en el que caíste aquella madrugada del 24 de Enero de 2009.

El despertar cada mañana pensando en responder miles de preguntas que tienes en tu interior, sin encontrar ni una sola respuesta, ni una sola lagrima porque estas aturdida, has perdido la conciencia de ti misma, perdiste el sur y ya no te queda norte porque hace dos días se acabó todo. 

Este mes fue intenso para ti, con solo apretar el botón de la tele podías recordar todas las hipótesis del caso de tu hija. Mientras te duchas para ir al trabajo, recuerdas que sufriste 3 años  de impotencia, de rabia, de angustia, de anhelo, de dolor, sí, un profundo dolor y sentimientos inexpresables. 


Llegabas con pocas esperanzas a este mes de Noviembre, pero por dentro te quedaba mucha fuerza, valentía y coraje, para poder mirar a los ojos a aquellos que conoces y maldices mil veces la crueldad de su obra. Todavía sentías una pequeña pizca de esperanza, siempre la tienes, pero sabías que tendrías que volver a escuchar mil mentiras atroces, con posteriores cambios de versiones, contando con detalle lo que hicieron con tu niña.

Pero todo son falacias porque no sabes a 100 por cien lo que pasó y puede nunca lo sepas, ahora viene el momento en el que sientes esa angustia que te hace recurrir a las pastillas. Miras el móvil, siempre lo miras, ninguna llamada, no hay nada nuevo.Vuelves a recordar momentos del juicio, sus voces frías, impasibles, incluso chulescas, y piensas en que alguno pudo ver dicho donde estaba en un acto de "caridad" humana. 

Piensas que saben que la justicia los ampara, saben que sin el cuerpo el delito puede ser menor, saben que si habla uno caen todos, saben que todo esto es un puzzle y que si las piezas no encajan del todo la duda acaba pesando y se pueden rebajar condenas. 

En este punto te detienes y piensas en la resolución del juicio, aquí lo que te invade es el miedo. Miedo a que no se haga justicia, y sobro todo a tener que ver a alguno de ellos por la calle algún día y no saber como reaccionar. Recorres su cuarto mientras recuerdas que todo acababa con un alarde de hipocresía, en el que todos piden perdón, pero no revelan la respuesta a la ansiada pregunta que te llevas haciendo tres años, tres interminables años. ¿Donde está?, esa es tu eterna cuestión. Desgraciadamente desde este miércoles puede que nunca tenga respuesta. Se acabaron las esperanzas para poder encontrarla en algún punto de ese mapa que has recorrido hora tras hora, palmo a palmo, orilla a orilla. 


Miras una foto suya y le preguntas en un susurro. Llegan tus dos soles y te amparas en ellas, una midad de tu vida, tu razón de seguir. Guardas la foto mientras sigues pensando en que quizás algún día, puede que algún día, el destino quiera que  puedas saber lo que ocurrió con Marta, la otra mitad de tu vida y un trocito de la de todos los españoles.

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