lunes, 7 de octubre de 2013

Historias anónimas. El escritor.

Alberto se despertó sobresaltado entre hojas de papel arrugadas y desordenadas, en el laberinto de una mesa camilla. Una vela consumida y un haz de luz denotaban que el alba había llegado a su oscura y lóbrega habitación. La noche había sido larga. Miró un pequeño reloj colocado al borde su mesa, llena de garabatos ilegibles, y las agujas marcaban en ese momento las 7 y 20 de la mañana.

- Vaya nochecita. Se dijo mientras se levantaba y observaba su rostro demacrado en un espejo de pared, sucio y descolgado.

Cogió un bolígrafo y anotó algo en uno de los cuadernos que reposaban en la mesa desordenada. Las ideas permanecían en el limbo de sus pensamientos y había estado toda la noche divagando historias de heroínas de leyenda y villanos sin escrúpulos. No estoy nada inspirado-se dijo.

Volvió a levantarse y encendió el contestador automático que llevaba apagado desde el día anterior por la tarde. Una luz y varios pitidos hacían indicar que tenía varios mensajes pendientes.

- Alberto, soy tu editor. Me gustaría saber cuándo tendrás lista la obra, es para decirles a los de publicidad y marketing que vayan preparando portada y un anuncio publicitario. Venga tío ¿ya te quedaba poco no?. No me falles, espero contestación esta semana.

Si supiera un buen final para el libro te la hubiera dado ya. Susurró Alberto absorto y bostezando frente al contestador.

Un nuevo pitido salió del contestador y una voz femenina y áspera apareció en la sala.

- Alberto, ¿Dónde te metes?. Llevo días sin saber de ti y estoy muy preocupada, te he llamado, me he llegado a todos los lugares posibles y no quieres saber nada de mi.

Bien, que sigan las buenas noticias. Dijo con sarcasmo y cierto halo tristón Alberto, que parecía haber perdido diez años de su estética natural. Sus ojos aparecían surcados por ojeras de un tamaño nada despreciable y sus pelo parecía graso y asomaba canas. La barba ya era muy espesa y lo dotaba de una madurez que nunca había conocido.

¿Qué final le doy a esta historia? Su personaje principal, Moisés Hurtado , estaba metido en una encrucijada moral y del destino, tenía que elegir entre vivir para compensar el daño que había hecho a una mujer o liberar su consciencia y morir con dignidad.

Miró sus manos y observó su anillo de compromiso, tallado en plata de ley, en el que brillaba una inscripción: (Alberto y Eva 18-04-1990). Se quedó mirándolo un rato y observó que todo había cambiado desde esa fecha. Cuánto la había querido, pero ahora era todo tan diferente. Las lágrimas derramaron por sus mejillas y acabó tirado en el mismo sillón duro que lo había visto perecer durante días.

Tras largas horas de angustia, se secó las lágrimas e intentó salir a la calle, aquella que no había pisado desde que se propuso darle un final a su libro. Cogió su americana y adivinó en su bolsillo una pistola negra que había comprado hace dos días en el contrabando. La sacó del bolsillo y la colocó sobre sus papeles. Volvió y cerró la puerta rumbo a las calles de una Sevilla fría y nublada en uno de esos días de Navidad.

Cruzó por la Catedral y se enfundó su americana, al tiempo que veía como en las calles cada vez eran más las personas que pedían arrodilladas un poco de limosna. Entre ellas encontró a un niño, que tiritaba muerto de frío mientras pedía dinero. Le dijo que si quería algo de comer y  se lo llevó a un bar cercano a la Plaza San Francisco. Allí le pidió comida al chico y algo también para él, que no había comido bien en días. Observó que más de la mitad de los negocios habían cerrado en meses. Maldita crisis, va a acabar con este país- dijo para sí. 

La mirada triste de aquel niño le sacaba lo mejor de él. Las penas no parecían ni eso para lo que reflejaba la mirada de ese joven.

Cuando terminaron de cenar, salieron de nuevo a la calle.

- ¿Tienes padres, chico?. Le dijo Alberto
- Sí, están allí sentados. Y señaló a una pareja sentada en uno de los bancos de Plaza Nueva. Dijo el niño, bastante cortado e introvertido.

Se fijó en la pareja y observó que pasaban hambre de verdad. Llevaban una especie de papel albal donde llevaban sobras de bares, de lo que la gente dejaba en sus comidas de empresa navideñas.

- Ah bueno, pues mira vamos a hacer una cosa. Toma este dinero.- Le entregó varios billetes en la mano. Y llévaselo a tus padres.

El niño le sonrió y se marchó temblando de nuevo por el frío nocturno. Alberto observó que tan sólo llevaba una manga y un pantalón agujereado.

- Chico. - lo llamó de nuevo. Ven un momento.

El niño se acercó tímidamente a él, como temeroso.

- Toma ponte mi americana, así no pasarás frío. -Se la colocó por los hombros y el niño lo abrazó como si lo conociera de toda la vida.

El chico se alejó y Alberto contempló la escena con sus padres con gozo. Aquella familia tendría para comer aunque fuera esa noche. Total, a él, si algo le sobraba en esta vida era el dinero. Vio como una familia fue feliz por Navidad.

Alberto volvió a su apartamento muerto de frío y sin una estufa en esa maldita habitación que olía a ciénaga. Miró hacia sus apuntes y vio de nuevo la pistola. Qué final escoger.

Había tocado fondo hace tiempo, pero a Moisés Hurtado le podría dar una nueva oportunidad. Se la merecía, o eso pensaba él. Sin embargo, nada era como antes. 

El contestador volvió a emitir de nuevo un pitido que hizo volver en sí a Alberto. La misma voz femenina volvía a resonar por su habitación.

- Alberto, sé que me quieres. No vuelvas a torturarte más. No mires al pasado...

Alberto contuvo las lágrimas como bien pudo.

- Ella desgraciadamente no volverá. No quiero que hagas una locura, sé que la echas de menos y que no ha pasado mucho tiempo, pero tienes que volver a vivir. Ése libro te está matando. Las cosas son diferentes en la vida real. Aquí no hay malos y buenos a secas, esto no es tan simple. En la vida no todo es negro o blanco. No le estás haciendo nada malo a tu mujer Alberto. Tienes que darle un final feliz a tu historia, no puedes dejarte vencer. Y sé que me quieres.

Alberto rompió a llorar desconsolado sobre sus folios, emborronando su tinta con el fluir de las lágrimas.

Se levantó del asiento y como buenamente pudo cogió los folios y su pistola. En ellos había escrito su vida, básicamente. Aquel libro le estaba desgranando todo lo malo que había vivido. Moisés Hurtado había errado, sí, pero con esta nueva mujer a la que quería. Ella había hecho posible una segunda oportunidad en su vida y la había cagado sobremanera. Sin familia y con una esposa que había fallecido ella era lo único que le importaba en esta vida, y lo estaba perdiendo por morir entre folios y con una pistola que coqueteaba con darle un final triste a esta historia.

Pero no será así.

Observó por la ventana un paisaje gris de la Sevilla invernal. Desde sus encantadoras vistas de quinto piso pudo descubrir siluetas que mendigaban y personas que luchaban día a día por sobrevivir. Él debía hacer lo mismo. Abrió el cargador de la pistola, descargó sus balas en una papelera cercana y la tiró por la ventana cuando no había nadie debajo. Sintió como el arma crujía al tocar su base con el suelo y cerró la ventana suavemente.

Cogió sus folios y los arrugó tirándolos todos a la papelera, que estaba rebosante. Abrió uno de los cajones de su cómoda y buscó su móvil, que encontró apagado. Marcó el número de su editor y esperó varios segundos para la contestación.

- Alberto que alegría, ¿has terminado la obra?
- Pues la verdad es que no la he empezado.
- ¿Cómo?
- Eso, lo que oyes, que no la he empezado ni la voy a escribir. Voy a dejar la escritura por un tiempo, necesito unas vacaciones con Alicia.
- Pero bueno, ¿Cómo me vas a hacer esto Alberto?, me estás dejando colgado. Si estábamos aquí ya debatiendo sobre la fecha e iba a llamarte ahora para preguntarte el título. 
- ¿Sí? Pues mira tengo un título que creo que os puede interesar. Dígale a tu editorial que mi novela se titulará "Continuará".

Colgó a su editor y observó en el móvil quince llamadas perdidas de Alicia. La extrañaba. Cogió su cartera y salió dando un portazo a esa caverna de miserias para adentrarse en las frías calles de Sevilla... donde lo esperaba el segundo amor de su vida.


lunes, 30 de septiembre de 2013

Historias anónimas. Heroína.

La chica más guapa del barrio. Así la definían sus compañeros de clase. Rubia, ojos verdes, inteligente y segura de sí misma eran los adjetivos que le seguían en su descripción. Beatriz siempre pecaba de amor propio y de un orgullo que le haría llegar lejos en la vida. O eso pensaba su familia.

Javi siempre la quiso, desde que era niña. Era una especie de amor platónico. Tenían la misma edad y habían pasado todas las promociones de primaria y acababan de aterrizar en el instituto. Morenito, ojos claros, era un chico normal, eso sí, inteligente como ella.

Los años del instituto pasaban y ella se iba enamorando y desenamorando tan fácil que a Javier hasta le costaba asimilar el daño. Había perdido la fe en ella. No era cobarde, o tal vez sí.

- Bea. ¿Te llevo a casa?. Dijo Javi con su pequeña moto justo en la salida del instituto.

- No, gracias Javi. Estoy esperando a Roberto, un chico que acabo de conocer. A ver si te lo presento. ¿Vienes mañana a mi casa?

- Claro.

No se desenganchaba de ella, era su droga preferida y la única en su vida. Pasaba los días con ellas y la sentía tan cerca y tan lejos que cuando llegaba a casa se sentía inútil, desabrido. Soy un pagafantas, se solía decir.

¿Porque le gustan todos los capullos del mundo menos yo?

- Eres mi mejor amigo Javi, lo sabes ¿verdad?.

Su cuarto no era desconocido para él. Iba al menos dos veces por semana. Sus muñecas, sus peluches y esa cama que tan nervioso ponía a Javier eran los adornos que poseía. 

-  Sí, lo sé Bea. Sabes una cosa...Dijo Javi mientra intentaba posar su  mano en la suya, no se atrevió finalmente. 
- Dime, Javi
- No, nada. Me fijaba en lo bonito que es ese peluche. Dijo señalando a un pequeño oso, con un pequeño corazón enmedio en el que se podía leer "Love"
- Sí, me lo ha regalado Cristian, el vecino del segundo.
- ¿y Roberto?
- Ahh, eso se acabó. Era un auténtico capullo.
- ¿Pero si Cristian tiene 22 años y tu tan solo 16?
- Sí pero es muy mono. Además tiene un BMW espectacular.

Sus amigos empezaron a tomarlo por tonto, le aconsejaban que no siguiera detrás de ella como un perro faldero, pero hizo caso omiso. Él la quería.

- Javi, ¿puedes arreglarme el portátil, es que está roto y lo necesito para mañana que tengo que entregar el trabajo de Lengua.?

- Vale, sin problemas Bea.
- Muchas gracias, guapo. 

Y beso en la mejilla de despedida.

Siempre era lo mismo. Siempre pedía y pedía y nunca daba. Cuando tenía que dejarlo tirado por alguno de sus amigos lo hacía, sin contemplaciones, sin miramientos. Total, eran amigos.

- Tío la tienes como a una diosa, como a una heroína joder. No vuelvas a su casa macho y sal con nosotros que ahora salimos con cuatro chicas muy guapas. Venga vente.
- No, hoy me quedo en casa.
- Joder tio, esa tia te está haciendo daño.

Mañana me declaro, se dijo para sí. No podía aguantar más.

Llegó a su puerta aquella tarde y esperó impaciente pensando la forma en la que decirle que le gustaba y que quería estar con ella.

Nadie habría y sintió ruido dentro de la casa. El ruido fue incrementando hasta ser audible. Eran gritos que provenían desde dentro de la casa. Llamó más fuerte a la puerta y entonces abrió Bea.

- Ahh. Hola Javi. ¿Qué quieres?
- Quería hablar contigo. Tienes un momento.
- Es que ahora mismo no es buena idea. Dijo mientras se recogía el pelo.
- Bea, ¿qué tienes en el cuello?
- Ahh, esto...dijo en tono nervioso. Esto es un pequeño moratón que me he hecho al caerme de la cama.
- ¿Te ha hecho daño Cristian? Inquirió Javier.
- Ya te he dicho que ha sido un golpe con la cama, no le des más vueltas Javier. Además ¿a ti que te importa?
- No sé, pensaba que éramos amigos.
- Y lo somos, pero no me gusta que me trates como a una niña.
- Mira Bea, yo ya no puedo aguantar más esta situación. Vengo a decirte que te quiero con locura desde el primer día que te vi y que no puedo seguir siendo tu amigo. No sé que me dirás pero yo no podía aguantar más sin decírtelo.
- Lo siento Javi pero yo te quiero como amigo. Sólo eso.
- Pues vale, ya está, fin de la historia.
- Bea, entra coño que me has dejado a medias. Dijo una voz ronca de hombre que provenía desde dentro de la casa. Era Cristian.
- Bueno te dejo Javi. Que te vaya bien.
- Gracias, espero que a ti también.

No volvieron a quedar y tan solo se veían en clase. Las notas de Bea parecían empeorar y al cabo de los meses Javier se enteró que se había quitado del instituto y que supuestamente estaba embarazada. Nunca más volvió a su piso.

Justo veinte años después, Javier paseaba con su mujer y sus tres hijos por ese barrio, que había dejado atrás hacía unos años para trabajar de Ingeniero en una prestigiosa empresa alemana. La vida le había tratado bien, le había dado tres hijos hermosos y una mujer alemana que lo quería con locura. Torció una esquina y se encontró a una persona que le resultaba familiar. Bea.

Sentada en un banco, con aspecto sombrío y aire melancólico, yacía Bea fumándose algo que parecía ser droga. Sola, daba un aspecto deprimente. Javi se alejó un momento de su familia y se acercó un momento hasta ella.

- ¿Bea?
- ¿Te conozco?
- ¿No sabes quién soy?
-  Pues no sé, como no seas mi nuevo camello... ni idea. Si no lo eres déjame en paz no tengo tiempo para tonterías.
- ¿Qué fumas?
- Heroína. ¿Quieres un poco?
- No gracias, hace tiempo que dejé de creer en ellas....




La semana que viene tendremos el cuarto y último relato de esta serie de 4. Si tengo tiempo para seguir escribiendo, publicaré otra serie de 4 más adelante. El último de esta primera temporada se titula " EL ESCRITOR". No se lo pierdan.












lunes, 23 de septiembre de 2013

Historias anónimas. El errante.

Soy el errante. Solía decirse Miguel para sí.

Las náuseas de un viaje largo hicieron mella en su aspecto, más demacrado y pálido que de costumbre. El tren llegó como siempre a las 17:00 a la estación de Atocha. Buscó su llavero y encontró en él una foto gastada y vieja de una joven chica de unos 25 años, morena y melena al viento junto a él posando frente a la Torre Eiffel.

- Lo siento.

Guardó de nuevo el llavero y cogió un bus de cercanía rumbo a ninguna parte. Quería una panorámica de la ciudad. Soy un errante. Se volvió a decir.

No era la primera vez que había estado en Madrid pero se la encontró tan cambiada, quizás porque hacía casi 10 años que no pisaba sus calles, ni se sentaba en ninguna de sus plazas, ni recorría el sendero del Retiro buscando esa sonrisa que se burlaba de él tras el cristal. ¡Qué recuerdos!

Dos lágrimas brotaron de sus ojos y resbalaron hacia unas mejillas pobladas de abundante barba negra. Cogió un pañuelo y una cámara de fotos que guardaba en su mochila, raída y gastada de tantos suelos que había surcado a lo largo de los años. Así se sentía Miguel.

- Pero ahora vuelvo a casa, por fin.

Encendió su Nikon 5860 para el asombro de los muchos que ocupaban los asientos del bus urbano, que lo miraban con expresión desconfiada pero inexpresiva. Una vez encendida se fue a al menú principal, revisó todas las fotos que había echado toda esta década.Siria, Turquía, Egipto, Somalia, Sarajevo, Chernóbil era algunos de los lugares que había pisado y cuyos recuerdos todavía perduraban en la lente cuasi arañada que portaba a todos los lugares que visitó.

Soy un errante.

- Son buenas. Se dijo observando una a una. Lo prometido es deuda.

Observó el paisaje que se dibujaba por la ventana del bus y ante él se reflejó la Puerta de Alcalá y su congestionado tráfico, que seguía tan igual a cuando él se marchó.

Para no volver.

- Aquí estoy de nuevo. Te lo prometí cariño.

Su mente desvió el paisaje que tenía ante sí y soñando despierto recordó aquellos días de Mayo de 2003. 

- Hazme una foto. Se oyó decir en su cabeza por un Miguel diez años más joven, tumbado en una de las barcas del retiro.
- No soy profesional todavía, Miguel, pero cuando aprenda de verdad voy a llenar de fotos tuyas todos los rincones de Madrid, amor.
- Te quiero mi vida
- Y yo preciosa. 

El autobús pegó un frenazo brusco y Miguel tuvo que agarrarse fuerte para no desplazarse en demasía de su asiento. Volvió en sí. Faltaba poco para su destino. De hecho, ésa era su parada. Dando tumbos bajó del bus y se reincorporó a la frías calle del Madrid invernal. Allí se encontraba medio perdido entre rascacielos nauseabundos y un cielo contaminado por un CO2 que reventaba la atmósfera madrileña. Se dirigió a uno de ellos. El portero que aguardaba en el edificio le pidió una identificación.

- Miguel Sánchez, ok todo bien. Entre.

El ascensor apenas media metro de ancho. Sintió la presión de las grandes ciudades y se acordó de los parajes naturales visitados. Su mente volvió entonces a aquellos días de Mayo, esta vez una semana después de la escena del parque del Retiro.

En la cama yacía tendida la chica morena. Un bote le colgaba del brazo y le llenaba las venas de un líquido incoloro que la drogaba y la hacía dormitar, para no sentir dolor. Miguel sentía su mano agarrada a la suya débilmente.

 Piso 26. Había llegado.

Se abrió el ascensor en un pasillo bastante elegante y que emitía la radio por altavoces en el techo, lo que le daba una apariencia suprema. 

- ¿Es usted Miguel?

Miguel absorto miró a su espalda para ver de quién venía la voz a su espalda.

- Si, soy yo. Dijo Miguel con voz entrecortada.

- Soy José Rodríguez, director creativo de Coca Cola. Como ya sabes estamos buscando para nuestra nueva campaña fotografías de muy buena calidad hecha en multitud de lugares del mundo para universalizar el valor de nuestro producto. Traía usted algunas, ¿no?. Pase dentro y enséñemelas.

Entraron al despacho del director creativo. Era bastante luminoso y en la cristalera del fondo podía divisarse a lo lejos las cuatro torres que custodiaban Madrid. Miguel sacó la tarjeta de la cámara y se la dio a Jose que la insertó en su MAC.

Son impresionantes. Dijo en un susurro Jose mientras pasaba el puntero hacia abajo y observaba cada foto con atención. 

- Oye, ¿quién es la chica de las fotos?. ¿Su modelo?
- Mi novia. Si les gusta las fotos, la única condición que pongo es que ellas salga en todas. Es una promesa.
- Bueno, es una chica guapa, no creo que haya ningún problema. Es usted afortunado.
- Si. Dijo Miguel en tono sombrío.
- Bueno, pues hemos acabado. ¿Le entrego el cheque en mano o prefiere cuenta?.
- Cuenta. Envíelo a esta cuenta. 

Apuntó un número y se lo entregó a José.

- Pero si esta cuenta no es...
- Entréguelo allí, por favor...

Y dicho esto salió del despacho dando la espalda a José, que lo miró con cara de extrañeza, del que no comprende la situación.

Ya en la calle de nuevo, volvió a mirar su llavero e imaginó como quedarían las fotos de ella, en cada uno de los grandes edificios que tenía ante sí. Te lo prometí.

Una imagen vaga volvió a inundar su cabeza como un ave fénix. Y allí se encontró de nuevo, en aquel hospital de las afueras de Madrid, junto a ella.

- Miguel, ¿me prometes una cosa?

Carmen se reincorporó como pudo levantando sus pesados ojos azotados por la morfina.

- Dime Carmen. Dijo casi en un susurro de voz

- ¿Cuánto me queda cariño?

- Qué dices, Carmen. No digas eso ni en broma. Te queda mucho porque vas a salir de esta mi vida. Que lo sepas, y entonces te llevaré a hacer fotos por todo el mundo.

- Sé que no será así, me noto débil Miguel. Al decir esto se fijó en su Reflex 5680, que tenía en la mesita de noche del hospital, y la miró con desconsuelo.

- Mira mi vida vamos a hacer una cosa. Si te pasara algo, que no te va a pasar. Repito, no te va a pasar cariño. Si te pasara algo yo te prometo que iré por todo el mundo haciendo fotos para ti. Incluso llenaré las paredes de Madrid con ellas y tú estarás en ella porque saldrás adelante conmigo.

- Estás loco. Dijo con una sonrisa suave. ¿Sabes que te quiero?

Horas más tarde, Carmen se adormecía poco a poco en la cama del viejo hospital a las afueras de Madrid, que sin subvenciones del gobierno, subsistía como podía. Con la jugosa donación que Miguel había hecho esa misma tarde tendrían para más personal y para una mayor limpieza en habitaciones, así como para reabrir la fundación de lucha contra el cáncer que permanecía cerrada por falta de fondos. Todo había salido bien.

Tras diez años de errante por el mundo, Miguel había encontrado la paz que tanto buscaba. Se imaginó los edificios de Madrid engalanados con sus fotos y sintió un cosquilleo que recorrió su cuerpo hasta su nuca. El Photoshop había sido lo más dificil, pero había conseguido lo que le había prometido a Carmen. Se sentía a gusto por primera vez en los últimos 10 años. Había cumplido su promesa.

- Miró hacia la derecha y hacia la izquierda como si estuviera perdido en un laberinto de crípticas calles que sólo llevan a un lugar. Allí iría. Se decidió por la derecha y se perdió entre el atardecer de un sol que se dormía entre los imperiosos edificios de la capital española. 

Fui un errante, se dijo. Ahora vuelvo para verte.




Segunda historia anónima del mes tras la Niña de ojos tristes. La de la semana que viene se titulará HEROÍNA. No se la pierdan.
















lunes, 16 de septiembre de 2013

Historias anónimas. La niña de ojos tristes.

Esa niña de ojos tristes y cabello moreno ondulado ya no era la misma. Las palabras se posaban como pétalos de lluvia en el jardín del agua. En su ventana se hallaba enajenada de su propia historia. Una historia que comenzaba en plena Guerra Civil. Ausente, se desvelaba y contemplaba su rostro fugitivo y arrugado que la vida había maltrecho en tupidas canas que coronaban la cima de su cabello. Ése, que tiempo atrás había hecho suspirar, tanto a soldados nacionales como republicanos. Los había puesto de acuerdo en algo.

En la campiña del Guadalquivir naciste. Te criaste entre arrozales marismeños y campos blancos, tanto por los algodonales como por el rocío mañanero. A tres horas de casa, el alba aparecía como una pintura de Boticelli entre eucaliptos prisioneros del tiempo. Miseria e incertidumbre eran los dos vocablos más usados en el camino de ida y vuelta.

"La vida era más sana antiguamente" solía decir ella a uno de sus nietos, mientras recordaba aquellas tardes jugando en un arroyo o saciando las virtudes del cuerpo. " ¿De verdad abuela?" solía responderle su nieto sin mostrar apenas entusiasmo y sin mirar su rostro porque lo tenía pegado a la pantalla de su Ipad.

Aunque con cierta envidia, ella solía sentir tristeza por esta nueva generación de niños que lo tenían todo pero que no saboreaban nada. Con lo bonito que era hablar cara a cara. Y ahora se liga hasta por una pantalla.

Las turbulencias del siglo XX la habían maltratado tanto como aquellas escopetas que resonaban el día que se llevaron a sus padres. Con tan sólo catorce primaveras había tenido que aprender a ser mujer. A lavar la ropa y faenar la casa antes de que vinieran sus hermanos del campo. Había aprendido a callar cuando un hombre hablara, así que no le fui difícil hacerlo el día que se casó con el que fue su marido, aunque este no se conformaba con dominarla solo con el arte de las palabras, también quería desahogar sus borracheras de ira con ella.

Siempre había querido estudiar medicina. Le gustaba poder ayudar a la gente y aprender a leer y a escribir. Sin embargo, su fulgor se fue apagando a medida que sus años y la vida le adormilaban ese sueño. "No sirves para nada" solía decirle su marido. Pensaría que los quehaceres diarios los realizaban los Reyes Magos.

El amor eterno de aquella época llegó a pesarle tanto como aquellas lomas de algodón que acarreaba en su infancia. El hombre de su vida se convirtió en el hombre de su infierno, siendo su único paraíso terrenal cada uno de sus cinco hijos.

Su marido se dio a la bebida y se alejo de trabajo alguno, como si no le importara aquella familia que había creado a base de tiranía y opresión. Sólo servía para reñir, a ella y a sus hijas, y algún día que otro abofetearlos sin motivo alguno.

Si no tenía bastante con limpiar las heces de sus cuatro paredes, que no se despegaban de ellas ni el día más festivo del año, ahora tenía que hacerlo en la de los señores más pudientes del pueblo que la contrataron como limpiadora de sus mansiones manchoneras.

Doble jornada en un día durante cinco años enteros. Sin vacaciones. Para que sus hijos pudieran comer un trozo de pan al día con legumbres y una olla de garbanzos los domingos. Y eso era así si no se gastaba su marido los cuartos en litros de vino en la taberna de la esquina.

Sólo tuvo algo de descanso cuando sus hijos, ya mayores, emprendieron un viaje de ida, tres de ellos, a buscarse la vida como pudieron. Uno acabó en un pueblo de Madrid, el otro en una finca en un pueblo de la Sierra Norte de Sevilla y el tercero de jornalero con un capataz del pueblo.

Quemada por la edad, el trabajo y los porrazos de su cónyuge decidió separarse de su marido, algo todavía arriesgado y complicado aunque hubiera cierto aperturismo. A sus 45 años descubrió que había un mundo por explorar y que su infierno debía acabar de una vez por todas. Pero no le salió nada bien la jugada. Tres meses después de adquirir los papeles del divorcio recibió una soberbia paliza a manos de su marido en plena plaza municipal.

Se alojó en casa de una vecina, que la atendió de maravilla, con sus dos hijas y estuvo sin salir mientras se celebrara un juicio justo. "Vaya ligerita" se escuchaba decir todavía por el pueblo. " Si se hubiera quedado en su casa con su marido no le hubiera pasado nada" cuchicheaban las chismosas del lugar.

Ella tragó saliva y esperó lo imposible. Una mañana sacó sus cosas y marchó con sus hijas a un destino que no dijo a nadie del pueblo salvo a la vecina que la acogió en su casa. Entre sollozos se despidió del lugar en el que había nacido y el único que había visto. La vida le enseñó a ser fuerte y a tragar golpes que la dejaban sin aliento.

Años más tarde se hallaba absorta frente a la ventana de su habitación, contemplando a cada uno de sus nietos como jugaban con aparatos tecnológicos y videojuegos de última generación.

Su abuelo murió para ellos el mismo día que ella abandonó sus raíces para asentarlas en aquel pueblo de Madrid, dónde su hijo la recibió a ella y a sus hermanas.

Abuela, ¿de qué murió el abuelo? le preguntaban sus nietos

De ira les decía ella. Ellos sonreían pensando que su abuela bromeaba.

A sus 87 años, su mente había desechado recuerdos caducados por una vida de espinas clavadas. Un día a uno de sus nietos se le rompió el móvil y estaba en un rincón aburrido.

- ¿Por qué no sales fuera a jugar con los niños? le dijo la abuela

- No tengo ganas.

- ¡¡Ay!! esta juventud sedentaria. Mira siéntate aquí conmigo.

El chico se acercó y se sentó en el regazo de una abuela a la que prestaba atención sólo a ratos y que le parecía bastante aburrida. Ella se acercó y le susurró al oído. ¿Quieres que te cuente una historia?

- Bueno. -dijo sin mucha convicción el chico.

Se secó sus labios y comenzó a contar una historia que conocía de memoria. 

- "Esta era la historia de una niña de ojos tristes y cabello moreno que nació en un pueblo de Sevilla..."



Esta es la primera parte de "Historias Anónimas". Cada semana os dejaré una por aquí durante un mes. Si os gusta seguiré escribiéndolas más meses. La próxima semana la siguiente historia se titula "EL ERRANTE". NO TE LA PIERDAS.


lunes, 19 de agosto de 2013

Liga de ricos, liga de pobres

El pasado sábado comenzó el primer partido de la liga BBVA, la que para muchos periodistas y entendidos en la materia consideran como la mejor liga del mundo. Concepto que parece harto oxidado si tenemos en cuenta que el año pasado los dos primeros clasificados (Barcelona y Madrid por ese orden) sacaron más de treinta puntos al tercer clasificado, el Atlético de Madrid, al que dichos entendidos veían como alternativa firme al título.

Lo único interesante para un espectador no aficionado a Barcelona y Madrid es la lucha por el descenso y la entrada en la Europa League y Champions (los dos puestos que quedan libres). El resto es pura monotonía. Siempre el mismo cuento. 

Yo tengo un título mejor para esta liga empobrecida y sin futuro, se le puede llamar liga de mierda. O simplemente "Liga de ricos, liga de pobres". El dictado que marcan estos dos clubes en el panorama español es tan fuerte que nadie se atreve a poner en cuestión el funcionamiento de una liga que se queda sin oxígeno.

Tenemos a los mejores jugadores, siguen diciendo los defensores de esta liga de mierda. Mentira. Están los mejores jugadores en los dos clubes importantes, porque pueden mantenerlo debido al abusivo dinero que reciben por los derechos televisivos. El resto de equipos han vendido a sus estrellas al mejor postor. Jugadores como Jesús Navas, Álvaro Negredo, Soldado, Michu, Mata, Falcao, Iago Aspas, Thiago Alcántara, Javi Martínez son algunas de las perlas que han dejado nuestro fútbol, pero claro seguimos teniendo a Messi, Cristiano y a Neymar para que sigan bailando y goleando a todos los equipos españoles que ya no tienen tan buenos jugadores.

Los que la siguen considerando como la mejor, tienen una venda tan grande en los ojos que no les permiten ver la mala hierba que crece en una liga que vive en una mentira. Una mentira seguida todavía por muchos. 

Gerard Piqué,  futbolista del FC Barcelona, anunciaba en su cuenta de twitter ese mismo sábado que la liga española no era una liga de mierda y que en países como Inglaterra, donde él también ha jugado con el Manchester United, también ganaban la liga los mismos equipos. Lo que no dice es que allí la diferencia entre equipos en mucho mejor y que cinco o seis equipos pueden tener opciones de estar ahí, cosa que aquí ya no pasa, ni volverá a pasar.

Esta afirmación del central catalán perdía credibilidad conforme iba avanzando la jornada liguera, y es que su propio equipo le endosaba ayer domingo una colosal paliza al Levante club de fútbol (llegó a tener un marcador de 6-0 al término de la primera parte) equipo que cobra cien millones menos en derechos televisivos.

Pero ¿de quien es la culpa del declive de la liga?. Hay varios factores que os voy a resumir:

-  El primero y me parece el más importante es la cobardía de muchos equipos de la liga BBVA que no denuncian la injusticia de los derechos televisivos y siguen riéndole la gracia a los dos equipos grandes. Ése es el caso del Levante o Getafe. Del Nido nos abrió los ojos y algunos equipos lo apoyan, pero sin la ayuda de todos este cambio será imposible.
- El segundo factor es el propio reparto televisivo. Abusivo y prohibitivo para los dos grandes del fútbol español e ínfimo para el resto.
-  El tercero, unos medios de comunicación que devalúan al resto de competidores de la liga. Sólo existen dos equipos en la mayoría de los informativos "deportivos" y en los diarios principales.
- El último factor son los propios horarios y precios prohibitivos para el fútbol. 

Con todo estos factores y viendo el devenir de la liga, yo me replantearía si fuese el presidente de un club de primera el plantarme y decir ¡Basta!. Basta ya de tanta injusticia y de tanto capitalismo deportivo.

¿Es que son dos de los mejores del mundo? Completamente de acuerdo. Pero juegan en una liga de dieciocho equipos más que supuestamente deben pelear por ella. Si jugaran tan solo ellos dos,  no la vería ni el periodista Tomás Roncero.

Ni Villar ni Tebas (máximos responsables de lo que pasa en el fútbol español) parecen comprometidos por cambiar esta situación, aunque hayan hecho atisbos de intentarlo. 

La liga de ricos abusa de la liga de pobres. Los ricos golean, se ríen en la cara del resto (hasta que llegan a Europa y compiten de verdad) y encima no les ceden ni a sus descartes. El resto, los pobres, tienen que conformarse con fichar a coste cero o por intentar no desaparecer entre las tinieblas de una liga que se acucia sucia y turbia. Sigamos con este circo, sigamos con esta mentira de fútbol al que llamamos liga BBVA y veamos cuánto tiempo tarda en apagarse, en consumirse....ante la mirada y la desidia de los que mandan en el fútbol español.


Aquí os dejo la clasificación de facturación de los equipos,  entre los años 2011/2012, en el que predominan con bastante diferencia  Madrid y Barcelona. No hay ningún equipo español en dicha lista. Ni lo habrá en un futuro.

Clasificación por volumen de facturación 2011/2012. Fuente: web Voz Populi.
Rk. 2012    
Club
Ingresos (mill. €)
1 (1)
Real Madrid
512,6
2 (2)
FC Barcelona
483
3 (3)
Manchester United
395,9
4 (4)
Bayern Munich
368,4
5 (5)
Chelsea
322,6
6 (6)
Arsenal
290,3
7 (12)
Manchester City
285,6
8 (7)
AC Milán
256,9
9 (9)
Liverpool
233,2
10 (13)
Juventus
195,4
11 (16)
Borussia Dortmund
189,1
12 (8)
Inter de Milán
185,9
13 (11)
Tottenham Hotspur
178,2
14 (10)
Schalke 04
174,5
15 (20)
Nápoles
148,4
16 (14)
Olympique de Marsella
135,7
17 (17)
Olympique de Lyon
131,9
18 (18)
Hamburgo
121,1
19 (15)
AS Roma
115,9
20 (n/e)
Newcastle United
115,3



martes, 12 de marzo de 2013

El príncipe solitario

Hoy les voy a contar una auténtica historia de amor. Un hombre que siempre lleva fotos de la mujer que hace años que no ve. Que lleva su rostro allí donde va, allí donde acaba tras una noche fatigada, tras otro día más sin ella.

Esta es la historia de un amor de verdad, de esos de cuentos. De esos que se te quedan en la memoria. Él la busca en las canciones, se emboba con la foto de su móvil. En todos estos años sin verla no ha tenido ojos para nadie, y yo llego a pensar que nunca los tendrá. Vive de su recuerdo, de sus besos, de sus momentos y de su vida a su lado.

No se despegó nunca de su lado, ni se despegará. Como no lo hizo en los peores días de su vida, cuando pasaba las noches sin dormir solo mirando cómo su ángel se apagaba, cómo su vida misma lo hacía al mismo ritmo.

Se le enrojecen los ojos cuando habla de ella, cuando la piensa, cuando la sueña. Sabía que tenía que buscar una válvula de escape, porque también sabía que acabaría consumiéndose en las paredes de los recuerdos, que se pudrirían los cimientos de su alma. Y por eso vive.

Porque allí donde esté estará guardando su alma y la siente dormitando con él, con la respiración entrecortada piensa que su lado de la cama sigue ocupado pero mira y no encuentra nada, intenta abrazar algo pero se encuentra con las sábanas vacías.

Le tengo un gran cariño, respeto y amor a esta persona que lo ha sido y es todo para mi. Solo tengo palabras bonitas para él. Para este hombre de aspecto solitario, que se refugia en su ser introvertido y que no expresa mucho con palabras, pero sí con hechos.

Para el hombre que cuando se enamora lo hace de verdad, que piensa que la princesa que ocupó sus sueños lo esperará y la hará despertar con un beso. Ese día volverá a ser completamente feliz.

Para ti. De tu amigo, compañero y el reflejo en el espejo de la princesa de tu cuento.




martes, 5 de marzo de 2013

Una vida entre dos aguas: Francisco Sánchez Gómez

Este post va a ir dedicado a una figura muy importante del mundo de la música. Tras dos meses sin escribir nada os quiero mostrar este reportaje del guitarrista Francisco Sánchez Gómez más conocido como Paco de Lucía. Aprendiz del Niño Ricardo y Manolo Sanlúcar, Paco fue un obrero de la guitarra, aunque yo lo definiría como un auténtico revolucionario del flamenco.

Y es que realmente hay muy pocas personas que puedan reunir a un grupo tan variado de gente en un concierto. Jóvenes, mayores, pijos, heavies... Solo hace falta dejarse llevar por su poesía musical, por sus incontestables cambios de ritmos y por sus punteos vertiginosos que llegan limpios y con una calidez enorme que dota a la guitarra de una magia impresionante, solo al alcance de unos pocos.

El genio de Algeciras es un genio no solo por ser capaz de todo esto, sino porque ha sabido fusionar ese flamenco de una época más clásica y lo ha armonizado con ritmos caribeños, de jazz, de música clásica etc, lo que le valió un tardío reconocimiento de esos flamencos ortodoxos. Esos que no entendían la forma tan moderna de cante flamenco que ofrecía José Monge Cruz (Camarón de la Isla).



Sus colaboraciones con artistas como John Mclaughlin, Chick Corea o Al di Meloa entre otros de ámbito internacional o de carácter nacional como su buen amigo Vicente Amigo, valga la redundancia, le han hecho todavía más si cabe ser una figura de carácter internacional.



Una vida llena de continuos viajes, de idas y venidas, de maletas de un lado hacia otro. De Algeciras a Madrid, de Madrid a Houston, y en épocas de conciertos hacia donde le llevara ese levante que lo vio nacer. Se instaló definitivamente en el Caribe donde pesca (aunque un tiburón pudo darle algún que otro susto) y compone lejos del ruido de la ciudad, en la calma de las aguas de ese atlántico que junto al mediterráneo le ayudaron a componer esa grandiosa canción que daría la vuelta al mundo. Esa canción improvisada dedicada a su tierra, a Algeciras. Ese pueblo de Cádiz que se encuentra "entre dos aguas". Entre atlántico y mediterráneo. Quizás como su propia vida que flota entre dos aguas. La de su pueblo natal y la de su Caribe de adopción. Allí dice que respira la inspiración.

Hace poco tuve la gran oportunidad de ver un concierto en directo de Paco de Lucía. Fue en Córdoba una noche de verano y al aire libre. Nada más se puede pedir. Unas dos horas y media que pasaron a la velocidad de sus punteos y un grupo que cambia con el tiempo y que innova porque Paco nunca deja de aprender y de crear. Cierto que ya no tiene las mismas fuerzas que antes y que sus discos actuales son mucho más modestos, pero su magia del directo sigue arrasando. Su gente le sigue allá donde va. Y su gente es medio mundo. Cuando empieza el solo ya escuchas los aullidos del gentío que molesta la interpretación.

Paco de Lucía en uno de sus conciertos. Año 2007


Entre tema y tema algo de cante de por medio y baile. Podría nombrar muchas canciones pero me quedo con Caña de azúcar, Mediterranean Sundance, Zyriab, Almoraima, Entre dos aguas, Fuente y Caudal, la Cueva del Gato, Canción de Amor... Un sinfín de composiciones que han dado una vida de éxito y de glorias. De una figura que es mucho más que un guitarrista, ganador de un Premio Príncipe de Asturias de las Artes, entre otros muchos galardones, y ser el primer flamenco que tocó por primera vez en el Teatro Real de Madrid.

Él es el que ha hecho grande en el mundo a ese instrumento de seis cuerdas que algunos no consideraban que hiciera música culta y seria. Gracias por darle tanto a la música y a la guitarra Francisco Sánchez Gómez.

"El envoltorio puede ser importante, el contenido debe serlo"    Paco de Lucía

Si eres flamenco y te gusta el tema pásate y comenta :) Si no también.