Acabas de salir hacia las playas de Cádiz o hacia Sevilla y ya estás asustado, nervioso y apabullado. Lo has preparado todo pero tienes un nudo en la garganta que no te deja casi ni respirar. Esa sensación extraña te recorre durante todo el trayecto ¿qué me pasa? Ni tú mismo sabrías explicar esa sensación. De repente, ves aparecer a tu izquierda un automóvil que intenta adelantarte cuando te das cuenta de que a pocos metros viene otro de frente, en el carril contrario, que teme engullir el adelantamiento. Ya sabes cual es el motivo de tu alborozamiento. Te das cuenta que has entrado en la "Nacional Cuarta".
Más de cien muertos en una década delatan a esta carretera sinuosa como una de las más peligrosas y transitadas de todo el territorio nacional. Su antiguo recorrido (Madrid-Cádiz) fue reemplazado por una autopista de peaje propiedad de la empresa Abertis (cuyo presidente es Florentino Pérez, sí, el del Real Madrid) dejando como despojo una vía lenta (apta para vehículos pesados como camiones y autobuses) y en mal estado que copa el trayecto Dos Hermanas-Jerez de la Frontera, como única alternativa gratuita.
Pero lo barato acaba saliendo caro, y eso lo sabemos los habitantes del Bajo Guadalquivir, entre los que yo me incluyo. Nos jugamos cada día literalmente la vida cuando salimos a la N-IV para ir a nuestros trabajos, para estudiar o simplemente para dar un paseo por la capital andaluza. Entre ida y venida pensamos en cada amigo o familiar que ha fallecido en esta carretera maldita. Kilómetro a kilómetro es un mundo, un universo paralelo. Unos recuerdos. Muchas familias destrozadas.
Los habitantes del Bajo Guadalquivir no nos merecemos esto. Queremos que de una vez por todas se arregle una situación muy preocupante, ahí están los datos, que no tiene atisbos de solucionarse ni a corto ni a largo plazo. Si el desdoblamiento de la carretera parecía utópico, ya que se libere el peaje es una pura quimera. Más de 7 euros el trayecto Sevilla-Cádiz o casi euro y medio para ir a Sevilla en carreteras privatizadas es un verdadero abuso para una vía que ya hemos pagado con impuestos durante muchos años.
Quién sabe si mañana o pasado puede haber otro accidente, otra víctima. Los ciudadanos debemos enervarnos y levantarnos uniendo alcaldías e ideologías (sin campañas políticas de por medio) para evitar que esta carretera del infierno se cobre nuevas víctimas. Y para que esta vía rebosante de lágrimas no siga empapando el discurrir de los vecinos del Bajo Guadalquivir.
¡¡ BASTA YA !!
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