Hoy les voy a contar una auténtica historia de amor. Un hombre que siempre lleva fotos de la mujer que hace años que no ve. Que lleva su rostro allí donde va, allí donde acaba tras una noche fatigada, tras otro día más sin ella.
Esta es la historia de un amor de verdad, de esos de cuentos. De esos que se te quedan en la memoria. Él la busca en las canciones, se emboba con la foto de su móvil. En todos estos años sin verla no ha tenido ojos para nadie, y yo llego a pensar que nunca los tendrá. Vive de su recuerdo, de sus besos, de sus momentos y de su vida a su lado.
No se despegó nunca de su lado, ni se despegará. Como no lo hizo en los peores días de su vida, cuando pasaba las noches sin dormir solo mirando cómo su ángel se apagaba, cómo su vida misma lo hacía al mismo ritmo.
Se le enrojecen los ojos cuando habla de ella, cuando la piensa, cuando la sueña. Sabía que tenía que buscar una válvula de escape, porque también sabía que acabaría consumiéndose en las paredes de los recuerdos, que se pudrirían los cimientos de su alma. Y por eso vive.
Porque allí donde esté estará guardando su alma y la siente dormitando con él, con la respiración entrecortada piensa que su lado de la cama sigue ocupado pero mira y no encuentra nada, intenta abrazar algo pero se encuentra con las sábanas vacías.
Le tengo un gran cariño, respeto y amor a esta persona que lo ha sido y es todo para mi. Solo tengo palabras bonitas para él. Para este hombre de aspecto solitario, que se refugia en su ser introvertido y que no expresa mucho con palabras, pero sí con hechos.
Para el hombre que cuando se enamora lo hace de verdad, que piensa que la princesa que ocupó sus sueños lo esperará y la hará despertar con un beso. Ese día volverá a ser completamente feliz.
Para ti. De tu amigo, compañero y el reflejo en el espejo de la princesa de tu cuento.
Este post va a ir dedicado a una figura muy importante del mundo de la música. Tras dos meses sin escribir nada os quiero mostrar este reportaje del guitarrista Francisco Sánchez Gómez más conocido como Paco de Lucía. Aprendiz del Niño Ricardo y Manolo Sanlúcar, Paco fue un obrero de la guitarra, aunque yo lo definiría como un auténtico revolucionario del flamenco.
Y es que realmente hay muy pocas personas que puedan reunir a un grupo tan variado de gente en un concierto. Jóvenes, mayores, pijos, heavies... Solo hace falta dejarse llevar por su poesía musical, por sus incontestables cambios de ritmos y por sus punteos vertiginosos que llegan limpios y con una calidez enorme que dota a la guitarra de una magia impresionante, solo al alcance de unos pocos.
El genio de Algeciras es un genio no solo por ser capaz de todo esto, sino porque ha sabido fusionar ese flamenco de una época más clásica y lo ha armonizado con ritmos caribeños, de jazz, de música clásica etc, lo que le valió un tardío reconocimiento de esos flamencos ortodoxos. Esos que no entendían la forma tan moderna de cante flamenco que ofrecía José Monge Cruz (Camarón de la Isla).
Sus colaboraciones con artistas como John Mclaughlin, Chick Corea o Al di Meloa entre otros de ámbito internacional o de carácter nacional como su buen amigo Vicente Amigo, valga la redundancia, le han hecho todavía más si cabe ser una figura de carácter internacional.
Una vida llena de continuos viajes, de idas y venidas, de maletas de un lado hacia otro. De Algeciras a Madrid, de Madrid a Houston, y en épocas de conciertos hacia donde le llevara ese levante que lo vio nacer. Se instaló definitivamente en el Caribe donde pesca (aunque un tiburón pudo darle algún que otro susto) y compone lejos del ruido de la ciudad, en la calma de las aguas de ese atlántico que junto al mediterráneo le ayudaron a componer esa grandiosa canción que daría la vuelta al mundo. Esa canción improvisada dedicada a su tierra, a Algeciras. Ese pueblo de Cádiz que se encuentra "entre dos aguas". Entre atlántico y mediterráneo. Quizás como su propia vida que flota entre dos aguas. La de su pueblo natal y la de su Caribe de adopción. Allí dice que respira la inspiración.
Hace poco tuve la gran oportunidad de ver un concierto en directo de Paco de Lucía. Fue en Córdoba una noche de verano y al aire libre. Nada más se puede pedir. Unas dos horas y media que pasaron a la velocidad de sus punteos y un grupo que cambia con el tiempo y que innova porque Paco nunca deja de aprender y de crear. Cierto que ya no tiene las mismas fuerzas que antes y que sus discos actuales son mucho más modestos, pero su magia del directo sigue arrasando. Su gente le sigue allá donde va. Y su gente es medio mundo. Cuando empieza el solo ya escuchas los aullidos del gentío que molesta la interpretación.
Paco de Lucía en uno de sus conciertos. Año 2007
Entre tema y tema algo de cante de por medio y baile. Podría nombrar muchas canciones pero me quedo con Caña de azúcar, Mediterranean Sundance, Zyriab, Almoraima, Entre dos aguas, Fuente y Caudal, la Cueva del Gato, Canción de Amor... Un sinfín de composiciones que han dado una vida de éxito y de glorias. De una figura que es mucho más que un guitarrista, ganador de un Premio Príncipe de Asturias de las Artes, entre otros muchos galardones, y ser el primer flamenco que tocó por primera vez en el Teatro Real de Madrid.
Él es el que ha hecho grande en el mundo a ese instrumento de seis cuerdas que algunos no consideraban que hiciera música culta y seria. Gracias por darle tanto a la música y a la guitarra Francisco Sánchez Gómez.
"El envoltorio puede ser importante, el contenido debe serlo" Paco de Lucía
Si eres flamenco y te gusta el tema pásate y comenta :) Si no también.