El ser humano es un ser impredecible y sagaz que no sabe por donde va a salir en cualquier momento. El ser humano como buen animal actúa gracias al instinto básico que le confía la madre naturaleza y que le lleva a un tremendo egoísmo frente a las masas. Estamos en una situación difícil en el plano económico y ahí es cuando ese ser humano saca su ser egoísta.
Egoísmo se aplica mucho al ámbito de las estrellas de los equipos mediáticos del fútbol. Yo lo aplicaría a un tal Sandro Rosell, al que considero que está en la cima del egoísmo. Un presidente que hace política en vez de deporte y que quiere, y perdonen el término "teta y miga" para su querida nación catalana. La liga del estado español señor Rosell la jugarán si la Federación Española de Fútbol lo considere oportuno, así que no vaya con actitud déspota por la vida.
Hablando de vida, vaya vida la que se está tirando nuestro gran "presi" en la ciudad de los rascacielos. Está tan a gusto en la Asamblea General de las Naciones Unidas que en vez de preocuparse en aprender al menos el B1 de Inglés, como se le obliga a cualquier estudiante de una carrera de grado, o preocuparse por los incidentes frente al Congreso del 25S, él prefiere fumarse un pedazo de puro habano, a lo Fidel Castro. Como total, el ya ganó sus elecciones y nos la coló con un programa muy distinto al que tenía.
Ah, hablando de elecciones, aquí también se aprecia este egoísmo. Tenemos elecciones en Galicia, País Vasco y Cataluña de nuestro querido Artur Mas. Ese señor que aprovecha una Diada para pedir un mejor pacto fiscal para su nación, porque dice que se le está oprimiendo y maltratando. Al no quedar contento ahora va a hacer un referéndum para ver si esos siete millones de catalanes quieren ser independientes, lo cual dudo mucho.
Mientras vemos esto en España, el tiempo pasa cual relojes de arena que se va consumiendo en la inmensidad de las horas perdidas por el egoísmo. Por ese egoísmo que nos lleva a empobrecer los países sureuropeos mientras que los fondos de inversiones sacan tajada y de los que nadie sabe su nombre, solo conocemos como sube o baja la dichosa prima de riesgo que hasta hace poco era el término menos utilizado por los españoles y que ahora inunda nuestro vocabulario.
Mientras tanto, mientras el ser humano sea egoísta, menos salida tendrá esta crisis en España. Porque cuando cada uno va por un lado el mundo se desploma.
Cuando el hombre se mira mucho a sí mismo, llega a no saber cuál es su cara y cuál es su careta.
Pío Baroja